lunes, 13 de mayo de 2013

Musing Monday #1: Hábitos de lectura

Es lunes y debería estar escribiendo un Primeras líneas pero, para ser sincera, no hay ganas de hacerlo. Primero porque estoy leyendo varios libros a la vez: el de la semana pasada, otro que es el número 21 de una serie,  y otro de relatos, por lo que ninguno me parece apropiado para la sección. Además, hace tiempo que no me enrollo como una persiana y mis dedos extrañan el teclado.

Así que me he buscado una buena excusa para escribir y no he encontrado otra mejor que el Musing Mondays, un meme del blog Should be reading que consiste en desarrollar un tema propuesto cada lunes. El tema escogido de hoy, un hábito de lectura.

La verdad es que tengo muchas manías a la hora de leer y ninguna. Me explico: si puedo escoger entre leer en silencio o con música, ficción o no ficción, en casa o en transporte público, en papel o lector electrónico, claro que tengo mis preferencias. Pero al final, sean cuales sean las condiciones, consigo meterme de lleno en la lectura y aislarme en el refugio que son para mí las páginas de un libro.

No siempre fue así. Cuando era pequeña me encantaba leer y poco me duraban los cuentos y revistas infantiles que compraban mis padres. Cuando en la adolescencia descubrí el gran abanico de posibles lecturas en la biblioteca, fue casi como tocar el cielo. Pero más tarde, las obligaciones escolares del bachillerato, el pase a la universidad y otras cuestiones personales me alejaron prácticamente por completo de la lectura.

Fue una época bastante complicada en la que conceptos como tiempo libre y ocio me eran totalmente ajenos. Pasado un tiempo había perdido la capacidad de recordar qué era lo que me gustaba hacer, cómo pasaba las horas despreocupadas de mi adolescencia . <<Leer>>, me dijo una vocecita interior. ¿Cuándo?, me pregunté, si entre clases, prácticas, idiomas, deportes y el trajín diario de casa no tengo tiempo. Ni siquiera podía leer en el metro o el autobús porque, para desgracia de la lectura y beneficio de mi salud y economía, iba caminando de un sitio a otro. Cada día era un ciclo, más que nada porque mi ruta del día de casa a la uni (donde pasaba más horas que en casa), de la uni a la academia o los entrenamientos, de allí devuelta a casa era como un círculo vicioso que se repetía una y otra vez.

Así nació mi hábito de lectura más sagrado en el presente: leer siempre antes de ir a dormir. Un capítulo, unas páginas, un párrafo, una única línea los días terribles en que casi caigo desmayada en la cama; pero siempre leer algo, por poquito que sea. Todo las demás manías son secundarias.

En cuanto empecé a trabajar y moverme otra vez de forma habitual con transporte público, empecé con mi costumbre de llevar siempre un libro en el bolso. Antes de eso no podía leer dos libros de forma simultánea, pero llevar Los pilares de la tierra, aunque sea en formato de bolsillo, era tarea titánica y tuve que adaptarme.

Aunque el silencio siempre había sido de mi preferencia, descubrí que la música adecuada puede ayudar a alejarse del mundanal ruido del metro e incluso acompañar a la historia que cuenta el libro. Y en cuanto al dilema papel vs lector electrónico, la cuestión es sencilla: si sigo comprando libros en papel no queda espacio en mi habitación para que quepa yo, así que sólo compro en papel algunas ediciones especiales de clásicos o mis libros favoritos. Para el resto, un lector común y corriente me basta y sobra.

Así es como leo yo.
Y, ustedes, ¿cómo leen?
¿Cuáles son sus hábitos de lectura?

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